Quien posee a Dios en su esencia, capta a Dios según el modo de Dios.Para él Dios resplandece en todas las cosas. Todas las cosas tienen para él el sabor de Dios.Él ve su imagen en todo lo que lo rodea.En él se realiza una separación y un abandono de todo y la imagen de su Dios, bien amado y presente, se imprime en él.
La abeja revolotea zumbando hasta tanto no se posa sobre la flor y liba la dulzura de la miel que hay en ella.Pero, una vez dentro de la flor,gusta el néctar silenciosamente.Mientras el hombre disputa sobre doctrinas y dogmas,demuestra que no ha probadoel néctar de la Verdad.Una vez que lo prueba, se torna silencioso.
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